martes, 24 de marzo de 2009

vivencias de una romeria



De ninguna manera puedo dejar pasar de largo el 22 de marzo que para nosotros los que creemos en un cambio y que creemos en un Cristo vivo y quiero acordarme de esta fecha no como la fecha en que se recuerda una muerte sino, la vida que tuvo el final que tienen los que se animan a decir la verdad le pese a quien le pese y mas aun estar a favor de los defendidos de Cristo.
Desde mi ventana Lucho querido, aunque no te conocí y mi romance con tu historia y vida recién comienza, te quiero parafrasear y hallara el valor y al constancia que con mucha pesadumbre tengo que decir me falta; vos el Ernesto y el querido Yhesúa hasta ahora son mi mas fuerte inspiración, guía pero sobre todo el testimonio de que se puede hacer algo y lograr algo aunque la muerte asome de manera violenta y precipitada, eso es como tú dirías lucho la muerte que se encuentra dando la vida y se hace como una tarea mas del revolucionario.
“AQUÍ” pedacitos de oraciones que seleccione leyendo las oraciones que escribiste en Italia, mientras yo veo a la calle donde pasan ricas yendo a misa, le niegan a una potosina con 3 wawas monedas para sobrevivir.

Fragmentaciones de “NO QUEREMOS MÁRTIRES”
(Borrador inconcluso) Luis Espinal Camps S.J.

El país no necesita mártires, sino constructores
No queremos mártires, así se queden vacías las horas cívicas.

El mártir es un personaje vistos, demasiado emotivo
Es el ultimo refugio para los “héroes” revolucionarios,
Sobre todo si proceden de la pequeña burguesía.

El mártir es demasiado vistoso y los personajes vistosos
No sirven para el socialismo; piensan demasiado en si mismos.

El mártir es el último aventurero, en otro siglo,
Pudo haber sido un pirata o un negrero.
En mártir en un individualista, equivocado de lado.

El mártir es un masoquista, si no puede vencer en el triunfo
Procura sobresalir en la derrota, por eso le gusta ser incomprendido y
Perseguido. Necesita el torturador e inconscientemente lo crea.
¿El mártir no será un flojo? No tiene la constancia para
vivir revolucionariamente; por esto quiere morir, en espera de convertirse
en personaje de vitrina. Porque el mártir tiene algo de figurón y de torero.
El grupo político desplazado tiende a la mística del martirio; procura sublimar la derrota.

En cambio el pueblo no tiene vocación de mártir.
Cuando e l pueblo cae en el combate, lo hace sencillamente, cae sin poses
No espera convertirse en estatua.

Por ello necesitamos videntes, políticos, técnicos,
Obreros de la revolución; pero no mártires.



Fragmentaciones de “HIJO DEL HOMBRE”
Luis Espinal Camps S.J.

Aunque era hijo de Dios, le gustaba llamarse “hijo del hombre”, porque se había naturalizado hombre.

No era un turista divino. Trabajo como artesano en el ultimo pueblo en el ultimo país del mundo. Luego, salió a predicara los pescadores y a las mujeres de la vida; y se tuteó con los campesinos y los parias de su pueblo.

Como líder de masas encendió la esperanza, enseñó la dignidad y la liberación, la hermandad y el amor, amando su tierra a pie como un beduino.

Fue un innovador, rompió los tabús de la segregación, el ritualismo y el sábado. A su alrededor, no solo suscitó el amor, sino también la envidia y el odio.

Hablo claro, con la franca sinceridad del que no teme la muerte. Por esto, sus enemigos le fueron cercando y acechando. Fustigo duramente a los ricos, los sabios y los poderosos. Si alguno de los grandes se acercaba a él, era solo de noche y a escondidas.

Varias veces intentaron apedrearle, y lo llamaron “endemoniado”, “mentiroso”, “subversivo” y “samaritano”; palabras que entonces sonaban muy mal.

Uno de los suyos le traiciono y lo vendió por trenita monedas, el precio de un esclavo fue acusado en falso, y le condenaron a juicio ilegal, y le torturaron. Y fueron los “buenos”, los sensatos y los políticos quienes le enviaron a muerte.
Esta última oración es mas una autobiografía de sus días en esta amada Bolivia.